viernes, 25 de abril de 2014

Pánico

Las personas que sufren ataques de pánico recurrentes tienen una tendencia a interpretar de forma errónea y catastrófica las sensaciones corporales que experimentan. La interpretación de esas sensaciones produce una elevación de la ansiedad que a su vez aumenta la atención a las sensaciones físicas iniciales, generándose así un círculo vicioso que acaba desembocando en el ataque de pánico


                                          

En la terapia, el objetivo de la exposición interoceptiva, lo mismo que en el caso de la exposición a los estímulos fóbicos externos, no es otro que el poder debilitar la asociación entre las señales corporales específicas y las reacciones de pánico.

                                        

Otro punto importante serán las recomendaciones que le demos al paciente de cara a abandonar las llamadas “conductas de seguridad”, que son aquellos comportamientos que el sujeto lleva a cabo para contrarrestar las sensaciones corporales y evitar la catástrofe que está anticipando. Ejemplos de este tipo de conducta son el agarrarse con fuerza a un amuleto, cerrar los ojos con fuerza repitiéndose alguna frase, movimientos estereotipados, beber, fumar, uso de drogas... Si permitimos estas conductas no podremos lograr el cambio cognitivo que buscamos ya que reducirán momentáneamente la ansiedad pero mantendrán las creencias distorsionadas, actuando de forma similar a las compulsiones en los pacientes obsesivos.

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