viernes, 24 de noviembre de 2017

Depresión: estigmas

"Esta altísima tasa de mortalidad tiene su principal causa en la vergüenza que genera reconocer que se sufre de depresión y buscar ayuda, en parte por el estigma social que existe contra personas que la padecen, sobre todo por confundirla con una tristeza pasajera..."

jueves, 16 de noviembre de 2017

Lo imposible

Tengo la sensación de que a medida que la medicina progresa (o más bien la farmacología y su poder anestésico), en su capacidad de aliviar los síntomas que nos llevan a pedir ayuda, va quedando cada vez más relegada e insatisfecha la antigua y fundamental pregunta con la cual la enfermedad siempre nos enfrenta: ¿por qué ha sucedido? La idea de “combatir” una depresión (o el trastorno/enfermedad que queramos), que está implícita en muchas actuaciones médicas, suele pasar por alto la función que cumple esa enfermedad en relación con los sistemas en los cuales se integra. No se trata solamente de considerar la integración del estómago en el sistema digestivo o del sistema digestivo en el hombre entero: se trata, además, de considerar la integración del hombre mismo en el sistema familiar, y en el sistema social. Es necesario tener en cuenta y no olvidar que la enfermedad es la solución que el enfermo ha encontrado, y que su desaparición, por sí sola, restablece el problema. La actitud habitual frente al trastorno puede resumirse en la expresión “¡fuera con eso cuanto antes!”(tómate esta pastilla, olvídate de que te duele y sigue con tu vida) Y en realidad podría y debería ser reemplazada por otra acorde con el pensamiento del tipo “sí, pero no así, sino de alguna otra manera”. 


Creo que el peñón más abrupto de nuestra “profesión imposible” es el hecho de que el paciente “enfermo”, que busca un tratamiento, está motivado por la idea de “volver” a un estado anterior (“quiero volver a estar como estaba...”). Pero la enfermedad o el trastorno mental, como toda pérdida de inocencia, es siempre irreversible en cierto modo, y la salud sólo puede provenir de un doloroso progreso (no retroceso), que es totalmente opuesto a la ilusión de “volver”.



lunes, 13 de noviembre de 2017

Vulnerabilidades

"En un evento médico en Axios (Filadelfia), este emprendedor —que se hizo millonario con su participación en la red social más utilizada del mundo— explicó que Facebook fue creada con el propósito de «explotar una vulnerabilidad de la psicología humana: la retroalimentación de la validación social». «Cuando Facebook se estaba desarrollando, el objetivo era: “¿Cómo podemos conseguir que los usuarios consuman tanto tiempo y atención consciente como sea posible”?». Fue esa mentalidad la que llevó a la creación de funciones como el botón «me gusta» que daría a los usuarios «un pequeño golpe de dopamina» para alentarlos a subir más contenido»"

jueves, 9 de noviembre de 2017

El nuevo mundo

EL INMIGRANTE DIGITAL

Me decía el otro día una compañera especializada en el tratamiento de adolescentes que ella consideraba que habíamos entrado de lleno en la “sociedad del algoritmo”, pero que muchos profesionales aún no nos habíamos enterado. Yo no le quité razón, pero también le dije que las necesidades típicas de la adolescencia no habían cambiado desde un punto de vista conceptual, y que esa “nueva sociedad” tenía que ver más con el medio a través del cual los adolescentes de hoy buscan satisfacer esas necesidades. Unirse a otros, formar parte de un grupo, experimentar sensaciones al margen del ambiente familiar, la conflictividad con las figuras de autoridad... todo eso sigue y seguirá existiendo en las actuales y futuras generaciones digitales. Eso no significa que el medio no importe, todo lo contrario, sin medio o sin camino, no se puede llegar a ningún lado. Los adultos que se ocupan de esos nuevos adolescentes, se sitúan a menudo en un extremo de escasa digitalización, no quedándoles más remedio que ponerse el traje de “inmigrantes digitales”. Es fácil de imaginar que un inmigrante se siente aterrorizado cuando llega a su nueva tierra. La gama de peligros y riesgos se amplia increíblemente. Se pueden sentir confusos y desorientados, bloqueándose o comportándose a base de impulsos. Creo que el primer paso de un inmigrante para poder adaptarse a su nuevo lugar podría ser el adoptar voluntariamente una posición de aparente inferioridad respecto al “nativo digital”, es decir, frente a su hijo, mostrando curiosidad por el medio informático y pidiendo indicaciones. Tras ese primer contacto suele ser positivo saber esperar sin opinar acerca de lo que se ha aprendido hasta el momento. Se puede seguir observando y preguntando estratégicamente para así poder ir conociendo la perspectiva del nativo y los secretos que subyacen a ese nuevo mundo. Llegados a este punto es cuando el inmigrante podría empezar a introducir algunas dudas en las creencias del adolescente sobre ese mundo virtual, evitando siempre la descalificación pero intentando introducir nuevas perspectivas. Se trata de enfocar la situación desde el conocimiento y la aceptación de ese “nuevo mundo”, sin demonizar ni idolatrar, sino compartiendo un nuevo medio y posiblemente una nueva cultura.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Antes de medicar...

PRIMERO PSICOTERAPIA

Es una pena que la medicación compulsiva siga siendo la primera línea de actuación en los trastornos mentales, asumiéndose eso de que únicamente “después, y si fuera necesaria, se prestará ayuda psicológica”. Es obvio que en este contexto, la terapia que brindamos los psicólogos (y algunos psiquiatras) tiene un papel secundario. Y creo que es una pena no por la relegación de nuestro trabajo a algo secundario, sino por el daño que se le está provocando en muchos casos a los pacientes, pues son ya muchos los estudios que prueban que, paradójicamente, es la medicación psiquiátrica uno de los factores más claramente relacionados con el creciente empeoramiento de la salud mental poblacional, y digo paradójicamente, porque se supone y se dice que cada vez disponemos de mejor y más afinada medicación.

Existe también esa fórmula que parece que intenta contentar a todos y que es la combinación simultánea de ambos tratamientos (farmacológico y psicológico), pero el problema de nuevo reside en que no está demostrada su utilidad. La realidad es que el estado medicado (a menudo sinónimo de drogado aunque pueda parecer ofensivo) impide, en muchas ocasiones, llevar a cabo terapias psicológicas efectivas por motivos más que evidentes. Además, la manera de cifrar la mejoría de un paciente, es muy diferente según atendamos a los criterios de un tipo u otro de terapia: la farmacología busca por encima de todo la reducción de síntomas mientras que la psicología suele apostar más bien por entenderlos, encontrar su origen y si no es posible su desaparición, buscar un cambio en la relación con ellos. Otra consideración relevante es que es frecuente observar que una terapia psicológica en el contexto de estar tomando medicación para lo mismo, muchas veces no es tomada en serio, viéndose como una especie de charla paternalista y poco más. Incluso si es el propio psiquiatra el que administra ambos tratamientos (psicoterapia y medicación), no parece confiar en ellos por igual...


La manera más honesta y la que se debería potenciar a día de hoy desde todos los servicios de salud (públicos y privados), teniendo presentes la gran cantidad de estudios e investigaciones al respecto, es la de ofrecer terapia psicológica como primer abordaje para los llamados problemas mentales, sin descartar la medicación, “si fuera necesaria o conveniente”, pero en todo caso después de comprobar los efectos de varias sesiones de psicoterapia.