jueves, 27 de febrero de 2020

El abuso en la familia

"Ese monstruo que te destroza y del que sólo quieres huir. Pero el monstruo tiene cara amable, cariñosa, es tu vínculo en el mundo y hay una relación de amor. Y esa es, yo creo, la telaraña en la que nos enredamos y que hace que esto sea tan duro y tan distinto a cuando quien te agrede es un extraño".

miércoles, 19 de febrero de 2020

Videojuegos en positivo

"Celeste tiene varias particularidades que le hacen especial y hacen especial la sensibilidad con la que es capaz de hablar de la salud mental y la ansiedad. Primero de todo es que te permite fallar, y de hecho te anima a hacerlo: "No te apures si fallas. En este juego fallar es sinónimo de aprendizaje", te llega a decir llegado el momento. El propio desarrollo se basa en ir avanzando escenario tras escenario aunque haya que intentarlo cientos de veces —literalmente cientos— en algunos casos para conseguirlo.
Y es que, como la ansiedad, todo avance, por mucho que cueste conseguirlo o diminuto que sea, se convierte en una victoria que celebrar. Al mismo tiempo, parece también decirnos que fallar no hace que el reto se acabe. Representa, así, el derecho a ser vulnerable. A lo largo de la aventura además deberemos relacionarnos con nuestro reflejo oscuro. Una suerte de lado tenebroso nuestro (de Madeline) que tiene representación física y que se encargará de ir recordándonos una y otra vez de todo lo que no somos capaces, de lo no-fuertes y no-valientes que somos. Nuestro propio yo con quien tendremos que ir manteniendo una conversación a lo largo de todo el periplo..."


martes, 11 de febrero de 2020

El virus del miedo

"El desconocimiento y la incertidumbre siempre provocan temor y rechazo y la “infección viral” del miedo desata las peores tendencias xenófobas, como estamos viendo. Por eso, las personas necesitamos un relato para aproximarnos a ese enigma, una especie de intermediario y acompañante. Cuando lo logramos, el rechazo cede y lo extranjero se hace más familiar".

jueves, 6 de febrero de 2020

Un referente: Tiburcio Angosto

Brillante psiquiatra y ponente, miembro de Gradiva, estuvo en las recientes jornadas (Los caminos de la neurosis) organizadas por la asociación en Santiago de Compostela. Pude hablar con él (entre otros temas, de la historia de la histeria) en un par de ocasiones. Me parecía una persona muy culta y a la vez amable y cercano.


martes, 4 de febrero de 2020

Artículo en El Correo Gallego

Artículo para El Correo Gallego: https://www.elcorreogallego.es/opinion/firmas/ecg/rambo-terapia/idEdicion-2020-02-04/idNoticia-1227755/

EJEMPLO DE ENFOQUE ECLÉCTICO (RAMBO EN TERAPIA)

Entró por la puerta del consultorio, se sentó y dijo que su problema era que no sentía las piernas. Ya... qué curioso... y eso qué significa para ti... exploremos... Qué te viene a la mente... Qué asocias... Déjate ir... Me miraba ido (o igual el que estaba ido era yo), como si viese en mí a un policía de algún pueblo recóndito de los Estados Unidos que le estuviese diciendo que no era bienvenido. Tensó aún más su rostro y me dijo que no hablaría... Ya... Entiendo... No quieres hablar conmigo... Interesante esta resistencia que muestras...Entonces me di cuenta que en mis sentimientos contratransferenciales surgía la figura de un vengativo vietnamita dispuesto a cortarle el torso de arriba a abajo con un cuchillo de caza. Misterios de la contratransferencia. Dejé a un lado el psicoanálisis y pegué un estruendoso (y cognitivo-conductual) golpe en la mesa como brillante “parada de pensamiento” que le permitiera interrumpir el bucle de rumiaciones en el que interpretaba que el hombre estaba metido. El golpe sí le hizo asociar, y no precisamente con algo tranquilo. Se levantó del asiento y me cogió con fuerza de la camisa, zarandeándome y clavándome sus ojos de loco. Está bien, está bien, tranquilo... Parece que no te gustan los sustos, jajajaja. Era una broma... Un poco de risoterapia para soltar tensión... Probemos otra cosa: técnicas de relajación. Ponte cómodo en el asiento. Ahora inspira, así, ¿ves?, percibe como tus pulmones se llenan de aire y te vas sintiendo pleno, lleno de vida... y ahora expira, poco a poco, suave, dejando que fluya el aire hacia el exterior, muy bien, vaciándote de tensión. Lo miré de reojo y pude comprobar que en realidad el único que estaba haciendo el ejercicio era yo. El tipo me miraba de un modo cada vez más extraño (o el que miraba extraño era yo). De pronto cerró los ojos. Le pregunté si estaba cansado y me dijo que sí. Al parecer desde hacía unos meses se estaba levantando a las cuatro de la madrugada con el propósito de ir a correr por la ciudad. En su trayecto, me contó, iba saludando a los borrachos con los que se cruzaba, alegre él y alegres ellos, y finalizaba su recorrido en lo alto de las escaleras de la Quintana saltando y gritando “¡lo he logrado! ¡lo he logrado!” Entiendo... ¿Pero qué es eso tan importante que tienes que lograr? ¿Que qué tengo que lograr? Salir de su consulta cuanto antes. Y se fue, rompiendo la puerta de una patada. Estaba curado. Era imposible que su queja (no siento las piernas) siguiese en pie con semejante patada.