lunes, 30 de mayo de 2016
lunes, 23 de mayo de 2016
A vueltas con la resiliencia
Hace un par de semanas el diario El Mundo publicaba este interesante reportaje:
http://www.elmundo.es/sociedad/2016/04/30/571a520de5fdeaea6e8b45c7.html
http://www.elmundo.es/sociedad/2016/04/30/571a520de5fdeaea6e8b45c7.html
lunes, 16 de mayo de 2016
Profecías autocumplidas
Enlace al artículo que me publica El Correo Gallego:
http://www.elcorreogallego.es/opinion/ecg/andres-sampayo-listos/idEdicion-2016-05-16/idNoticia-997353/
http://www.elcorreogallego.es/opinion/ecg/andres-sampayo-listos/idEdicion-2016-05-16/idNoticia-997353/
viernes, 13 de mayo de 2016
miércoles, 11 de mayo de 2016
martes, 3 de mayo de 2016
Centro de Salud Mental
Además de seguir con mi propia consulta, en breve pasaré a trabajar también en el equipo del Centro de Salud Mental del Doctor Psiquiatra Eugenio Cornide. Dentro de unos días ampliaremos la información al respecto.
lunes, 2 de mayo de 2016
Control
PERCEPCIÓN DE CONTROL
“Pensaba que ya estaba bien y por eso dejé de tomar la medicación que me habían recetado. Ahora siento que estoy incluso peor que cuando acudí al médico por primera vez. Es como si hubiera estado anestesiada durante estos meses y no me afectara nada, pero ha sido retirar las pastillas y sentir la misma ansiedad multiplicada por cien.”
Tendemos a pensar que la ansiedad es una reacción psicopatológica e intentamos erróneamente mantenerla lo más apartada posible, y en realidad no es más que la respuesta natural de una persona ante una sensación de amenaza. Sólo se convierte en patológica cuando supera el umbral de la funcionalidad, es decir, de su capacidad adaptativa, y nos conduce a un bloqueo psicofisiológico que en algunos manuales de psicopatología puede etiquetarse como “ataque de pánico”. En personas que han experimentado en repetidas ocasiones estas reacciones, cualquier activación de la ansiedad, incluso las “sanas”, se vive con temor, porque se interpreta como preludio de algo catastrófico. En otros casos el grado de ansiedad puede ser constantemente elevado debido a factores estresantes de diferente tipo. La persona acusa una permanente sensación de amenaza y teme que esa condición explote de un momento a otro. Miedo y ansiedad se influyen recíprocamente. Sin embargo, lo que marca la diferencia en cuanto a la mejoría a medio y largo plazo del paciente es que, si se aprende a gestionar el miedo se controlará también la ansiedad, mientras que si se trata de reducir únicamente la ansiedad, no se eliminará el miedo. Si sedamos las reacciones de ansiedad de un sujeto aquejado de algún tipo de miedo patológico, bloquearemos la activación fisiológica, pero no estaremos eliminando la percepción del miedo. También se pueden aprender técnicas de distracción que si somos capaces de aplicar en el momento más acuciante, mitigarán nuestra reacción, pero de nuevo es probable que no cambie nuestra percepción. La transformación de lo aterrador en algo que se puede gestionar es lo que restituye a la persona la sensación de control sobre sí misma y sobre las circunstancias que teme. No es cuestión de eliminar o reducir la ansiedad por sistema, sino de aceptarla y situarla dentro de unos límites útiles. Así es como podrá incluso sernos de ayuda para enfrentarnos activamente a determinadas situaciones.
“Pensaba que ya estaba bien y por eso dejé de tomar la medicación que me habían recetado. Ahora siento que estoy incluso peor que cuando acudí al médico por primera vez. Es como si hubiera estado anestesiada durante estos meses y no me afectara nada, pero ha sido retirar las pastillas y sentir la misma ansiedad multiplicada por cien.”
Tendemos a pensar que la ansiedad es una reacción psicopatológica e intentamos erróneamente mantenerla lo más apartada posible, y en realidad no es más que la respuesta natural de una persona ante una sensación de amenaza. Sólo se convierte en patológica cuando supera el umbral de la funcionalidad, es decir, de su capacidad adaptativa, y nos conduce a un bloqueo psicofisiológico que en algunos manuales de psicopatología puede etiquetarse como “ataque de pánico”. En personas que han experimentado en repetidas ocasiones estas reacciones, cualquier activación de la ansiedad, incluso las “sanas”, se vive con temor, porque se interpreta como preludio de algo catastrófico. En otros casos el grado de ansiedad puede ser constantemente elevado debido a factores estresantes de diferente tipo. La persona acusa una permanente sensación de amenaza y teme que esa condición explote de un momento a otro. Miedo y ansiedad se influyen recíprocamente. Sin embargo, lo que marca la diferencia en cuanto a la mejoría a medio y largo plazo del paciente es que, si se aprende a gestionar el miedo se controlará también la ansiedad, mientras que si se trata de reducir únicamente la ansiedad, no se eliminará el miedo. Si sedamos las reacciones de ansiedad de un sujeto aquejado de algún tipo de miedo patológico, bloquearemos la activación fisiológica, pero no estaremos eliminando la percepción del miedo. También se pueden aprender técnicas de distracción que si somos capaces de aplicar en el momento más acuciante, mitigarán nuestra reacción, pero de nuevo es probable que no cambie nuestra percepción. La transformación de lo aterrador en algo que se puede gestionar es lo que restituye a la persona la sensación de control sobre sí misma y sobre las circunstancias que teme. No es cuestión de eliminar o reducir la ansiedad por sistema, sino de aceptarla y situarla dentro de unos límites útiles. Así es como podrá incluso sernos de ayuda para enfrentarnos activamente a determinadas situaciones.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)