miércoles, 30 de noviembre de 2016

Síndrome de Cotard

El síndrome de Cotard, también llamado delirio de negación o delirio nihilista, guarda cierta relación con la hipocondría. El afectado por el síndrome de Cotard cree estar muerto (tanto figurada como literalmente), estar sufriendo la putrefacción de los órganos o simplemente no existir.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Recuerdos

http://elpais.com/elpais/2016/11/11/ciencia/1478889960_323043.html

"A veces hay gente que dice que la neurociencia está en contra del psicoanálisis, pero lo único que dice la neurociencia es que hay que tener cuidado. Si yo como psicoanalista te escucho contar un recuerdo de tu niñez, tengo que tener en cuenta que cuando recuerdas estás poniendo en juego ese recuerdo, que se vuelve manipulable. Si en ese momento yo interpreto ese recuerdo o le agrego algún condimento, ese recuerdo te lo modifico, y la próxima vez que evoques ese recuerdo, no va a ser tu recuerdo, va a ser tu recuerdo con mi interpretación y tu cerebro no lo va a poder separar.

Está bien saber eso, porque es raro que una persona pueda recordar después de mucho tiempo un recuerdo reprimido de la infancia, y a veces el psicoanálisis toma eso como algo tajante. Es muy improbable que tengas reprimido un recuerdo tan antiguo y es más probable que ese recuerdo haya sido un recuerdo falso que has ido construyendo a lo largo de tu vida. A mí me ha pasado mil veces. Tengo un álbum de fotos de mi infancia que no recordaba, porque era muy pequeño, pero esas fotos las vi con mi madre y mi abuela o un familiar y me contó una historia asociada a esa foto. Para mí, cada vez que veo esos álbumes, todas esas fotos tienen historias, pero no necesariamente los recuerdos que yo recordaba. Eran los recuerdos de mis familiares..."


lunes, 7 de noviembre de 2016

Emociones no tan universales

Decía el eminente psicólogo Paul Ekman, en los años sesenta, que existían cinco expresiones emocionales básicas en cualquier parte del mundo: miedo, ira, asco,alegría y sorpresa. Un nuevo estudio lo cuestiona... De nuevo el entorno, el contexto, la cultura... se convierten en pieza clave.

http://www.critica.com.pa/vida/expresion-de-las-emociones-es-tan-universal-como-creemos-453528


miércoles, 2 de noviembre de 2016

Contexto

http://www.elcorreogallego.es/opinion/firmas/ecg/andres-sampayo-contexto/idEdicion-2016-11-02/idNoticia-1024981/

CONTEXTO

El trance meditativo, en la India, es una práctica intensa y sistemática de meditación llevada a cabo por yoguis con el fin de producir una alteración permanente de la conciencia. Al parecer, los más experimentados pueden acceder a personalidades dobles, alucinaciones visuales y auditivas y creen que poseen poderes espirituales tales como influir en el clima o caminar sobre el agua. Según explican, la experiencia de trance deriva de una práctica cuya clave está en la concentración de la atención, primero fijándose en algo particular como un idea o un objeto, manteniendo después ininterrumpidamente la atención en ese algo, y finalmente “fusionándose con ello, sin conciencia de nada más, ni siquiera del yo”. Podríamos asumir que la alteración de la conciencia alcanzada viene a ser una forma de alteración semejante a lo que en nuestra sociedad categorizamos como episodios psicóticos, al menos desde un punto de vista fenomenológico. No deja de ser curioso que a su vez pueda ser descrito como una práctica cultural en el que un determinado entrenamiento de la atención llega a producir una desvinculación de las formas habituales de articulación con el mundo. No quiero decir con esto que la experiencia de los pacientes con esquizofrenia siga los pasos que llevan al yogui al trance, pero sí que los mecanismos psicológicos del trance meditativo pueden ser similares en estructura a los trances espontáneos de algunas psicosis. Si se considera que muchos yoguis tienen una historia de abuso en la infancia y depresión previa al comienzo de la meditación, similar a las crisis de los chamanes de las culturas primitivas, cabe sugerir también que el trance meditativo y, en su caso, el chamanismo sean formas alternativas a la psicosis, o incluso episodios psicóticos canalizados de una forma no clínica. 



Vemos así como las mismas conductas que son vistas en nuestra sociedad como síntomas psiquiátricos pueden, en otras sociedades, en otros momentos históricos, o en otros contextos, estar de algún modo canalizadas por determinadas estructuras institucionales, e incluso cumplir algún tipo de función en el conjunto de la cultura. No es mi intención cuestionar la existencia de los trastornos mentales, pero creo que tampoco debemos nunca perder de vista que la experiencia de los mismos está enormemente mediatizada por influencias culturales, incluyendo, como no, el marketing farmacéutico, psiquiátrico, y también psicológico.