martes, 28 de abril de 2015

Lo que ocurre ahí fuera...

EL ARTISTA DE LAS SALCHICHAS

Soy artista. ¿De qué quieres que te hable? Mi mundo es ajeno al tuyo, vivo aquí dentro, no ahí fuera, en vuestras chorradas.... Ya... pero estás aquí porque se supone que estás deprimido y que además hace tiempo que no logras crear nada nuevo, ¿no?. Más o menos. Pero dudo mucho que me puedas ayudar. Te repito que no me interesa nada lo que diga la gente y lo que pasa ahí fuera. Soy artista... Igual te parece también una chorrada pero... ¿te gustan las salchichas? A mi me encantan. A mi mujer no le gusta demasiado que coma tantas porque dice que son malas para la salud y todo eso... Y seguramente tenga razón. Bueno, el caso es que escuchándote me vino a la cabeza una historia que me contó un comercial de embutidos sobre salchichas... Recuerdo que trataba sobre dos tipos de máquinas distintas que había en su empresa para realizar las salchichas. Las dos estaban perfectamente construidas para transformar el cerdo en los más deliciosos embutidos. Una de ellas conservaba su interés por el cerdo y producía innumerables salchichas; mientras que la otra un día se dijo: “¿Qué me importa a mí el cerdo? Mi propio esfuerzo es más interesante que cerdo alguno”. Despreció entonces a los cerdos y se dedicó a analizar su estructura. Privada de su alimento natural, su interior cesó en sus funciones, y cuanto más se estudiaba, se encontraba más estúpida y vacía. Toda la estructura perfecta con la cual se efectuaba anteriormente la deliciosa transformación, seguía ahí, y sin embargo, llegó a olvidarse de lo que era capaz de hacer. Para mi amigo comercial, esta segunda máquina era como una persona que había perdido el entusiasmo mientras que la primera era como ese hombre que sigue estando repleto de vida y emoción. 



El cerebro también es una extraña máquina. Una máquina que puede combinar los materiales que se le ofrecen de las más asombrosas maneras, pero que sin materiales del mundo externo es impotente. Las personas tenemos que tener presente que, al revés de las máquinas de salchichas, debemos adaptar los materiales a nosotros mismos, y sobre todo, que los acontecimientos solamente se convierten en experiencias cuando nos interesamos en ellos. Lo lamento pero creo que vas a tener que enfrentarte a ese mundo externo que tanto repudias... O quizás el artista también se olvide de lo que un día fue capaz.

jueves, 23 de abril de 2015

Psicología en el sistema educativo

Hace unos días señalaba en este blog la necesidad de incorporar la psicología clínica al sistema educativo.... Tras lo ocurrido en Barcelona, muchos profesores se plantean lo mismo...

http://cadenaser.com/programa/2015/04/22/la_ventana/1429719770_124804.html


martes, 21 de abril de 2015

El pequeño dictador

Hoy está en Santiago el psicólogo Javier Urra hablando de su libro "El pequeño dictador". Aporta reflexiones y consejos muy interesantes. No debemos quedarnos con un titular de periódico sacado de contexto.

http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/querer-hijo-sea-feliz-es-estupidez/idEdicion-2015-04-21/idNoticia-927379/

jueves, 16 de abril de 2015

martes, 14 de abril de 2015

Volver (con la frente marchita)

LA PROFESIÓN IMPOSIBLE

Puede que hayan sido mis vivencias como psicoterapeuta (y especialmente aquello que me han enseñado cada una de las personas a las que he atendido durante estos años) lo que me ha hecho entender que la duración de la vida no posee, en todos los casos, la exclusiva prioridad que habitualmente le otorgamos. Y es que también la calidad de vida o incluso la oportunidad de la muerte pueden constituir un valor.

Tengo la sensación de que a medida que la medicina progresa (o más bien la farmacología y su poder anestésico), en su capacidad de aliviar los síntomas que nos llevan a pedir ayuda, va quedando cada vez más relegada e insatisfecha la antigua y fundamental pregunta con la cual la enfermedad siempre nos enfrenta: ¿por qué ha sucedido? La idea de “combatir” una depresión (o el trastorno/enfermedad que queramos), que está implícita en muchas actuaciones médicas, suele pasar por alto la función que cumple esa enfermedad en relación con los sistemas en los cuales se integra. No se trata solamente de considerar la integración del estómago en el sistema digestivo o del sistema digestivo en el hombre entero: se trata, además, de considerar la integración del hombre mismo en el sistema familiar, y en el sistema social. Es necesario tener en cuenta y no olvidar algo que ya he dicho alguna que otra vez en esta columna de opinión, y es que la enfermedad es la solución que el enfermo ha encontrado, y que su desaparición, por sí sola, restablece el problema. La actitud habitual frente al trastorno puede resumirse en la expresión “¡fuera con eso cuanto antes!”(tómate esta pastilla, olvídate de que te duele y sigue con tu vida) Y en realidad podría y debería ser reemplazada por otra acorde con el pensamiento del tipo “sí, pero no así, sino de alguna otra manera”.

Creo que el peñón más abrupto de nuestra “profesión imposible” es el hecho de que el paciente “enfermo”, que busca un tratamiento, está motivado por la idea de “volver” a un estado anterior (“quiero volver a estar como estaba...”). Pero la enfermedad o el trastorno mental, como toda pérdida de inocencia, es siempre irreversible en cierto modo, y la salud sólo puede provenir de un doloroso progreso (no retroceso), que es totalmente opuesto a la ilusión de “volver”.

                                 

jueves, 9 de abril de 2015

Conferencia para Teenses Pola Igualdade

Os recuerdo que el lunes 13 de abril a las 20 horas estaré en el local de la Asociación Teenses Pola Igualdade charlando sobre las nuevas adicciones relacionadas con Internet.

martes, 7 de abril de 2015

Una nueva historia

La historia que me contarás, como ocurriría con cualquier otra historia que se pudiera narrar, no puede ser la interpretación definitiva de la vida de una persona. Mientras me vayas contando, mientras vayamos dialogando, mientras me vayas haciendo entender el significado del trastorno o del problema que pretendes hacerme llegar, el significado de tu historia irá cambiando. 



La próxima vez que volvamos sobre “los mismos años”, sobre "las mismas personas" o sobre "los mismos hechos”, inevitablemente serán otros años, otras personas y otros hechos.

miércoles, 1 de abril de 2015

Las otras

Desde el punto de vista del paciente y de los sistemas sanitarios, la existencia y abundancia de diferentes terapias psicológicas eficaces es una buena noticia. En todo caso, lo malo de esa buena noticia queda para los propios terapeutas, que nos habíamos creído a pies juntillas que la nuestra era la buena y ahora, además de ver que “otras” también lo son, ni siquiera podemos estar totalmente seguros de por qué y cómo la que aplicamos es eficaz. La cuestión, e incluso enigma, es cómo distintas y distantes terapias son, sin embargo, similares en cuanto a su eficacia. Y esto no quiere decir que no haya algunas más eficaces y eficientes que otras en problemas concretos. El énfasis que quiero poner no es tanto en que todas son eficaces por igual, sino que, por lo que indican los estudios, ninguna deja de serlo en cierta medida. El posible y probable “beneficio adicional” de unas sobre otras no está tan claro y es distinto a como los “creyentes y practicantes” de cada escuela creen.



Es curioso ver como las terapias son entre sí las “otras” o las “demás”. Un terapeuta cognitivo conductual difícilmente puede concebir que, por ejemplo, el psicoanálisis sea eficaz. Para explicarse algo así, el terapeuta seguramente diría que la eficacia se debe a que en realidad están usando técnicas de su enfoque como la exposición o el modelado. Pero el psicoanalista tampoco se explica cómo puede ser eficaz una terapia cognitivo conductual, y también acaba achacando el éxito a la incorporación por parte de ese terapeuta de elementos centrales de las teorías psicodinámicas. Mi explicación, sin embargo, se basa en que si nos fijamos en los factores comunes de todas las terapias entendemos que los problemas humanos en los que consisten los trastornos psicológicos encuentran su contexto de tratamiento apropiado en el carácter humanista inherente a la psicoterapia. Y no me estoy refiriendo únicamente a la terapia humanista (sin menoscabar la influencia de esta escuela). Me refiero al carácter humano que va unido a nuestra profesión, sea cual sea la orientación, por “científica” que se conciba y desafectada que esté de este tipo de consideraciones. Quizá es por eso que el veredicto del pájaro Dodo, de Alicia en el país de las maravillas, según el cual “todos han ganado y deben tener premios” puede aplicarse tantas veces en psicología.