viernes, 27 de diciembre de 2019

Amor en tempos de Alzheimer

"O psicólogo Andrés Sampayo, colaborador habitual de EL CORREO GALLEGO, acaba de recibir unha mención especial do xurado na modalidade de narrativa no XII Concurso Literario do Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia Rosa de Cen Follas, nunha edición na que formaron parte do devandito xurado a decana do COPG, Mª Rosa Álvarez Prada; a coordinadora da Comisión de Cultura da entidade, Mª Concepción Rodríguez Pérez; a poeta Iolanda Aldrei e o xornalista de La Voz de Galicia Joel Gómez".

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Premio COPG

El Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia me ha premiado con la "Mención Especial del Jurado" por mi texto " O amor en tempos de Alzheimer", con el que participé en el XII Certamen Literario "Rosa de Cen Follas". Mis agradecimientos a todos.


martes, 10 de diciembre de 2019

Artículo para El Correo Gallego

TRISTEZA (DEL REVÉS)

A través de la pantalla veo que Riley, la protagonista de la película de animación Inside Out, está triste, pero no puede estar triste. Sus padres necesitan a la niña alegre (“la viva imagen de la alegría”), y Alegría aparece, cada vez más forzada, más absurda, más estresada, hasta que cae, lejos, muy lejos, en las profundidades de la mente, y se lleva consigo a Tristeza. Porque claro, la una no puede vivir (ni existir) sin la otra. Y al mando quedan Miedo, Asco e Ira. Riley estaba triste, y no hace falta enumerar las razones ni justificar desde una supuesta objetividad el porqué de su tristeza. Porque es ella la que estaba triste (y no existe un manual ni un baremo que establezca causas objetivas para la tristeza). Al igual que a veces yo estoy triste. O tú. Y alguien te dice (con la mejor intención) “pero no estés triste, qué vas a solucionar con eso”, o “esa no es razón para estar así”... O a ese niño que llora y le regañan con un imperativo “deja de llorar”. Y suelo preguntarme quién tiene el problema, si el niño que llora o el adulto (padre, madre o quien sea) que no aguanta el llanto. El niño, desde luego, dejará de llorar (algún día) porque, sea lo que sea, ¿ya no le duele?, ¿ya no le entristece? O porque quizás así tranquiliza al adulto... Curiosamente los roles se invierten. Es el niño el que protege al adulto, el que lo resguarda de lo que éste no soporta. Pero esa protección tiene un coste. A veces un coste alto: lo que yo siento ya no importa, no es relevante, o peor aún, es inadecuado, peligroso, malo. Y las emociones (componente somático) se desconectan de su centro de control, del sentimiento (componente psíquico). 



Uno olvida, o quizá ya nunca supo, la funcionalidad de esa emoción (para qué) ni en qué lugar está el botón del volumen para poder bajar la intensidad, es decir, acceder a la tan manida regulación emocional. Regulación emocional no es aplastamiento emocional. Ni negación. Ni indiferencia. Regular puede ser, por ejemplo, reflejar (no negar), en nuestro rostro, y de un modo especular, la emoción del otro, si es posible, con un poco menos de dramatismo. A la vez le hablo, también reflejando, con mi tono de voz, su emoción, y de nuevo, con un punto menos de intensidad. Y esas maravillosas o terribles neuronas espejo (dependerá del espejo) tomarán nota. Por último le nombro, y me nombro, la emoción. Porque ya no es un tabú. Tristeza. O Miedo. O... Se llaman así. Y son tan necesarias como las otras emociones. Que se lo pregunten a Riley. https://www.elcorreogallego.es/tendencias/ecg/tristeza-reves/idEdicion-2019-12-09/idNoticia-1217878/

jueves, 5 de diciembre de 2019

Terapia para la violencia

“Llegas a las sesiones de grupo y apenas hablas, respondes con monosílabos, pero a medida que te abres y explicas, más respuesta tienes del resto”, relata y no esconde la dureza de ponerte en el lugar del otro o admitir que las actitudes que ha dejado atrás “las haces porque no estás bien, o te sientes mal o inseguro”. “Es importante reconocer que el único responsable de lo que haces eres tú, no puedes estar con ‘el otro me ha dicho o me ha hecho’”. Y habla de “desaprender”. “Igual que has aprendido comportamientos, los puedes desaprender”, asegura y cita la herramienta que resulta más útil: “La empatía, la asertividad, entender las necesidades de la persona que tienes delante”.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Uno de cada cuatro

"La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en su día de que la depresión iba a ser la epidemia del siglo XXI y las cifras que se manejan a escala internacional parece que le están dando la razón, ya que al menos 330 millones de personas sufren esa dolencia y otros 265 millones padecen problemas de ansiedad.

Galicia no se ha quedado fuera de ese fenómeno global que atañe al grupo de las enfermedades mentales. Así, según la última Encuesta Nacional de Salud, en la comunidad las personas que consumen antidepresivos y tranquilizantes suman unas 630.000, que suman el 23,3% del total. Es decir, supone que casi uno de cada cuatro gallegos toma algún tipo de medicamento para tratar de mejorar su salud mental".