viernes, 26 de enero de 2018

Neurociencia y psicología

"Los fármacos sirven para regular sustancias que el cerebro no tiene o ha perdido y que son necesarias. No desarrollan una función, permiten que puedas realizarla. Se ataca un aspecto del problema, pero no se resuelve la parte psíquica que requiere terapias para recuperar las funciones. La ayuda farmacológica disminuye el nivel de sufrimiento, pero si el problema que lo ocasiona subsiste, allí queda. No hay un medicamento que mágicamente devuelva la memoria. Tampoco pastillas de la felicidad".


"El ocio es una construcción cultural. El cerebro no lo entiende: siempre está haciendo algo. Incluso en el tiempo que llamamos “libre”, leemos o caminamos o nos ejercitamos… Trabaja también durante el sueño: hay una parte, el tronco, que debe funcionar para poder respirar. Está probado que si lo estimulamos ordenada y sistemáticamente y lo hacemos todos los días con cosas sencillas (ejercicios de equilibrio y de atención, por ejemplo), la neuroplasticidad es mayor: se generan nuevas neuronas en una estructura que se llama hipocampo, asociada a la memoria. Y esas nuevas conexiones se vuelven estables, que es lo que se requiere para aprender. Por el contrario, cuando no lo entrenamos nos cuesta retomar el ritmo, como sucede cada lunes".





viernes, 19 de enero de 2018

Videojuegos

"Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido el trastorno por videojuegos como enfermedad mental en el borrador de su próxima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11, por sus siglas en inglés). La ESA, la asociación estadounidense que representa a los productos y distribuidores de la industria del videojuego, ha instado a la OMS a reconsiderar su decisión"

lunes, 15 de enero de 2018

Adicciones

La terapia con pacientes que tienen problemas de adicción es sin lugar a dudas de las más complicadas. Una de las causas de que así sea es que no suelen tener conciencia de su problema y que además su nivel de autorreflexión es muy bajo. Mi experiencia es que el sistema de creencias que poseen para ignorar la propia responsabilidad suele estar muy bien estructurado y ser muy resistente. Por ello, el inicio de la terapia se centra habitualmente en la confrontación de sus actos y en la búsqueda de la asunción de responsabilidad de los mismos. No obstante, creo que uno de los errores de algunos enfoques terapéuticos es precisamente centrarse únicamente en esa búsqueda de responsabilidad, ya que por sí misma es insuficiente para dejar la adicción (sin olvidarnos de que genera enormes dosis de ansiedad, además de un sentido de la identidad muy conflictivo). La persona con adicción, una vez que asume su problema y lo que ha hecho, y realiza sus primeros intentos de pasar temporadas sin consumir, también empieza a verse a sí mismo como una persona que fue algo (un “yonqui” si se quiere, pero algo), que tuvo una identidad y que ahora no la tiene. Es frecuente escuchar frases como “de acuerdo, antes era un maldito yonqui pero ahora ¿qué me queda? ¿qué soy? Antes por lo menos tenía un objetivo cada día que era pillar, pero ahora no tengo ni eso porque se supone que no puedo seguir haciéndolo”. Estas situaciones son muy comunes y explican la gran cantidad de recaídas que se producen en las adicciones. La persona retoma su antigua narrativa vital, la que definía su yo (ya que piensa que es mejor volver a ser algo que no ser nada) y vuelve a consumir. Hay un tango precioso que canta Gardel (aunque no sé quien lo compuso) que se titula “Cuesta abajo” que dice: “la vergüenza de haber sido/ y el dolor de ya no ser”... En efecto, la vergüenza resuena en muchos casos con la experiencia primaria previa al comportamiento problemático haciéndoles recordar momentos de la vida en que eran personas tímidas o en que se percibían a sí mismas como incapaces. Por ello, el trabajo terapéutico tiene que intentar dar una alternativa tanto a su situación actual como a su historia primaria de deficiencia. No podemos basarnos sólo en responsabilizarles y darles nuevas estrategias para controlar sus impulsos. Uno intenta controlar sus impulsos si sabe cómo, pero sobre todo si está motivado para ello. Se trata de dar un nuevo sentido a sus vidas. Para ello podemos tomar como punto de partida su propio pasado, indagando en las excepciones que se encuentran en cualquier relato y buscando alternativas que permitan redefinir el sentido de la vergüenza en un futuro distinto, en una especie de reinvención de sí mismos.

miércoles, 10 de enero de 2018

Kandel y la psicoterapia

"Hace unos años, el premio Nobel de medicina Eric Kandel investigó en ratones la respuesta al estrés a través de una injuria. Los animales que eran sometidos a una agresión abandonaban sus crías, rompiendo el instinto de cuidado. Así mismo en estos animales se sintetizaba en su cerebro unas proteínas, que correspondían a la memorización emocional del evento agresivo. Por otro lado, cuando se repetía este evento en un nuevo estudio pero se inhibían las proteínas, la memoria emocional del animal no se generaba y así no cambiaba su conducta de cuidado.

Así, Kandel planteó la importancia de la influencia ambiental sobre la toma de decisión más primitiva, pero muy importante, como el cuidado de crías. Y al mismo tiempo describió cómo esta influencia era canalizada a través de material biológico, como proteínas.Es decir consiguió describir un mecanismo de transducción de una energía ambiental en materia.

Realizó una prueba y contraprueba, planteando que esto podría ser el equivalente a la respuesta humana, por ejemplo: del estrés postraumático. En el que ante una injuria se afecta el psiquismo de la personas.

Rápidamente algunos especialistas le refutaron que estaba biologizando la conducta humana. A lo que él respondió que en realidad más que biologizarla estaba justificando científicamente la psicoterapia.

Pues así como el ambiente producía sustancias y modificaciones concretas en el cerebro, también desde medidas dinámicas y externas como la psicoterapia podría modificarse el sistema nervioso y las conductas".

viernes, 5 de enero de 2018

Meditación y neurociencias

Singer preguntó cómo se medita. Ricard le dijo que lo primero es la perseverancia. "Hay que entrenarse una y otra vez. No se puede aprender tenis sosteniendo una raqueta por unos minutos cada algunos meses". En la meditación, el esfuerzo apunta a desarrollar un enriquecimiento interno. "Un enriquecimiento que no es pasivo sino voluntario, y dirigido de manera metódica. Cuando uno dedica ocho o más horas por día a cultivar ciertos estados mentales que ha decidido cultivar y que ha aprendido a cultivar, reprograma el cerebro", dijo, con un término de la neurociencia.https://www.infobae.com/america/mundo/2017/12/21/todo-lo-que-el-budismo-le-puede-ensenar-a-la-neurociencia/


martes, 2 de enero de 2018

Modas

PSICOLOGÍA NEGATIVA

Me contrariaba leer recientemente en una revista un reportaje sobre “las psicoterapias de moda” que afirmaba que la llamada “psicología positiva” es probablemente el movimiento más importante de la psicología en lo que va de siglo, junto al mindfullness. Reconozco que nunca he simpatizado demasiado ni con las modas ni con esa supuesta “ciencia de la felicidad”. El mismo hecho de etiquetarla como ciencia de la felicidad o del bienestar me provoca ciertas reticencias. Ya es suficientemente controvertido el afirmar con rotundidad que la psicología es una ciencia como para que además le añadamos la coletilla “de la felicidad”. De todos modos, cuando cuestiono el uso de la palabra ciencia no lo hago restándole valor ni utilidad a la psicología. Creo que a día de hoy la invocación permanente de esta palabra es más un reclamo publicitario, con todo el engaño y frivolidad que lleva aparejado, que otra cosa. Si alguien realmente se cree que se puede hacer una ciencia de la felicidad el problema es aún mayor. Y no es que la felicidad (o como se le quiera llamar) no merezca estudio. Por supuesto que sí, de hecho, se viene estudiando desde hace siglos y desde muchas vertientes (filosofía, ética, religión, historia...). La diferencia es que ahora necesitamos acotarla en un redil científico para poder vender mejor nuestro producto. Una perspectiva contextual nos sugiere sin embargo que la persecución de la felicidad puede llegar a ser más un problema que una meta saludable. 


La crítica a la psicología positiva no implica, para nada, que uno esté defendiendo, en su lugar, una “psicología negativa” (que además de momento, y que yo sepa, no existe), ni que esté en contra de que la gente se sienta bien y feliz. Espero que no haya en el mundo ningún psicólogo que no quiera lo mejor para sus pacientes. De lo que estoy en contra es de un enfoque que divide en dos lo que se debe estudiar sin divisiones. Algo es “positivo” o “negativo” según el contexto, y si la psicología es una “ciencia” difícil o acaso imposible es precisamente porque todo depende del contexto. No quiero decir que no haya nada bueno en este enfoque. Ese énfasis en el desarrollo de potencialidades y fortalezas del paciente es muy útil en terapia, pero mucho me temo que no es “nuevo”. De hecho, puede que no sean más que lugares comunes de la psicología.