La comunicación no es una conversación esporádica, sino un ambiente que se crea y se respira. Para hablar se necesita tiempo. No existe un equivalente o sustituto económico del cariño, de la experiencia ni de la cercanía. 
Tan importante como hablar es saber callar: la clave del saber escuchar está en intentar comprender el punto de vista del otro.
 

 
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