jueves, 30 de enero de 2014

Usted no puede hace nada

El paciente seguirá propenso a provocar al terapeuta intentando que se altere del mismo modo que siempre hicieron otras personas importantes en su vida. Cuántas veces hemos oído frases del tipo: “usted no me puede comprender...”, “ignoro si tiene hijos pero...”, “mi último psicólogo pensaba que...”, “está claro, soy un caso perdido”, “¿usted cree de verdad que podrá ayudarme?”... Es habitual (y muy poco provechoso) entrar en este juego. El terapeuta tendrá que haber logrado previamente una calma interior bien afirmada para no reaccionar de la manera previsible.


La serenidad del terapeuta tiene un efecto estabilizador. Aunque el yo condicionado del paciente siga luchando durante un tiempo, buscando desesperadamente provocar e incluso seducir al terapeuta para llevarlo a su terreno, poco a poco, si el terapeuta consigue mantener y mostrar calma, el paciente comenzará a calmarse también. Cuando esto sucede podemos afirmar, sin lugar a dudas, que hemos dado un paso de gigante en el proceso de ayuda a la persona que ha venido a nuestra consulta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario