http://www.elcorreogallego.es/opinion/ecg/doctor-cancion/idEdicion-2014-01-24/idNoticia-848903/
Doctor Canción
Cada vez hay más psicólogos que utilizan las canciones en el marco de las sesiones de psicoterapia, tanto en grupo como individualmente. Yo todavía no me he atrevido a probarlo en el ámbito de la consulta individual, pero por mi experiencia trabajando con grupos de personas mayores, y por otras experiencias vitales, creo que su uso puede ser muy útil para desbloquear a los pacientes cuando están arrinconados por esa racionalidad que les impide acceder a su parte emocional y así poder desahogarse.
Parto de la base de que la canción es algo que se puede situar entre la música y la poesía, como una especie de puente entre ambos mundos que los comunicara y enriqueciera. Los versos de una canción, el tono en el que están dichos, sus silencios y sus modulaciones, su métrica interpretativa, sus compases... todo ello crea algo que no es ni sólo poesía ni sólo música. Cuando una canción nos “llega” es como si su letra, de pronto, cortara el espacio y el tiempo con sus fonemas silábicos y con sus dicciones mientras la música fuera replicando a las palabras, sustentándolas y convirtiéndolas en otras. Todo junto consigue crear “la canción: una preciosa hija nacida de la música y la letra, con vida propia.
Parto de la base de que la canción es algo que se puede situar entre la música y la poesía, como una especie de puente entre ambos mundos que los comunicara y enriqueciera. Los versos de una canción, el tono en el que están dichos, sus silencios y sus modulaciones, su métrica interpretativa, sus compases... todo ello crea algo que no es ni sólo poesía ni sólo música. Cuando una canción nos “llega” es como si su letra, de pronto, cortara el espacio y el tiempo con sus fonemas silábicos y con sus dicciones mientras la música fuera replicando a las palabras, sustentándolas y convirtiéndolas en otras. Todo junto consigue crear “la canción: una preciosa hija nacida de la música y la letra, con vida propia.
Obviamente, no valdrá cualquier canción en cualquier momento. Es necesario entrar dentro del “mundo” del paciente y luego seleccionar, dentro del estilo musical que a esa persona le pueda resultar más familiar, una canción que se adapte al momento que está viviendo. Cuando damos con ella, podemos hacer que el paciente vuelva a sentir (y no únicamente a pensar) que lo que le pasa a uno es algo en el fondo parecido, aunque las formas sean distintas, a lo que también le pasa o pasó a otro. Se desvela ahí el narcisismo subyacente en la mayoría de las llamadas enfermedades mentales y se produce un inmediato efecto ablandador de las defensas neuróticas.
De repente el paciente parece despertar de su letargo de automatismos y vuelve a contactar consigo mismo y con el exterior. Lo ha conseguido... El Doctor Canción se ha enfrentado al discurso mecánico, desarmándolo y logrando que la persona que tenemos delante se implique en la solución de su problema.
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