La base de "MasterChef Niños" es la competición. Aunque se disfracen algunas pruebas como de trabajo en equipo o en parejas, el objetivo es siempre conseguir más puntos que el compañero de al lado. Aprender a cocinar, que sería lo lógico con la edad que tienen los participantes, no es relevante. La audiencia es mayor enfrentando a los críos. El circo televisivo no entiende de pedagogía ni de psicología. Tampoco de ética. Frases como "te supera la presión" o "se van a cagar conmigo" aterrizan desde un mundo adulto deshumanizado para posarse con ligereza y gracia en la boca de estos niños.
El aprendizaje cooperativo potencia la motivación intrínseca, es decir, incide en la satisfacción que produce el aprendizaje y las consecuencias en sí mismas. El aprendizaje competitivo fomenta la actitud de beligerancia con los compañeros y busca motivaciones extrínsecas basadas en el triunfo, el reconocimiento social, el éxito... Aprender, madurar, desarrollarse... todo eso es secundario.
Son numerosas y claramente conocidas las ventajas del aprendizaje cooperativo: atribución causal más realista, mayor persistencia en las tareas, mayor curiosidad, compromiso, expectativas más altas en futuras acciones, estrategias de aprendizaje superiores, resolución constructiva de controversias, procesos cognitivos más efectivos y duraderos, implicación activa, pensamiento crítico, cohesión grupal... El trabajo en grupo implica diálogo, y requiere por lo tanto, de la expresión y de la escucha activa. El grupo fomenta la preocupación por los demás, la empatía y la aceptación, y, por consiguiente, se desarrolla la integración y se reducen tensiones.
Hay cosas que pueden hacerse en grupo que no pueden hacerse individualmente. De hecho, esto es así en la mayoría de las ciencias. Se consigue muy poco trabajando individualmente. Lo que se logra es obra de grupos, de la acción colectiva, del intercambio, la crítica y el desafío común. Decía Noam Chomsky que parte de la capacidad del sistema de dominación y control consiste, precisamente, en separar a las personas de modo que esto no ocurra.
Quiero terminar refiriéndome a otro punto del programa que me resultó lamentable. ¿Es necesario recrearse en su llanto? Todos sabemos que la frustración forma parte de muchos aprendizajes, pero, ¿qué están aprendiendo en este programa? Ver a unos niños llorar porque no logran preparar y servir la comida a más de cien personas... Alguien ha visto la gallina de los huevos de oro en este momento televisivo. Los espectadores asistimos cómplices a su sufrimiento y buscamos un discurso que nos apacigüe... "Es el mundo que les espera..."
¿Los niños? Ah, esos que espabilen. En otras partes del mundo trabajan veinte horas diarias hasta que se les cae la fábrica encima. Hacia eso vamos.
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