LOS PADRES PERFECTOS
No os podéis venir abajo. Tenéis que seguir luchando. Ya sé que es complicado pero es ahora cuando más os necesita vuestro hijo... Os lo he dicho otras veces: no pasa nada por equivocarse. Queréis hacerlo todo bien y eso es imposible. No os preocupéis tanto por cada error que cometéis. No es tan importante. La clave es darse cuenta de cuándo y en qué os habéis equivocado, y tratar de corregirlo, reflexionando sobre el problema y sus posibles soluciones, y a veces incluso pidiendo perdón si es necesario antes de intentarlo de nuevo.
Todos los padres queréis tener una fabulosa relación de afecto con vuestros hijos, pero es necesario establecer límites. Sus amigos son su amigos, vosotros sois sus padres. Podréis ser unos padres muy afectivos y de fácil acceso, pero no sus colegas porque en ese caso no podréis imponerles el respeto necesario cuando haya que hacerlo.
Tenéis que comprender que crecer es un proceso lento y gradual y que hay muchas razones por las que los niños se portan mal: inmadurez, desconocimiento, rebeldía... No hay que contemplarlo como un problema grave o como un fracaso, sino como lo que es: un aspecto del proceso por el que pasa el niño hasta completar su madurez. En cualquier caso, sea cual sea la causa del mal comportamiento, a los padres os corresponde la tarea de enseñarle disciplina a vuestros hijos, aclarando y estableciendo las consecuencias de sus comportamientos. Sé que a muchos la palabra "disciplina" no os gusta. Me gustaría que entendierais que no hay que verla como algo que los adultos imponen a los niños sino más bien como algo que hacemos con ellos como parte de su aprendizaje. Aprendemos a enseñar disciplina de la misma forma que aprendemos cualquier otra cosa: a través del estudio y de la práctica. De ahí la importancia de informarse con los profesionales adecuados sobre las técnicas y ejercicios recomendados en cada situación particular. Una muestra de sugerencias para vuestro caso: tener claramente establecido a qué hora se come y lo que es obligatorio hacer antes y después (lavar las manos y lavar la boca), fijar la hora de ir a la cama y cómo hay que dejar preparadas las cosas del día siguiente, hora y lugar para hacer las tareas escolares, tiempo y contenidos de televisión y ordenador, cuándo y cómo hay que ordenar la habitación...
Y también podéis grabaros en la cabeza lo siguiente: educar con el ejemplo es un magnífico instrumento para enseñar a un niño.
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