La primera vez que se hace referencia a algo parecido a lo que hoy conocemos como Trastorno de la Tourette es en el Malleus Maleficarum (manual de la Inquisición). Una de las primeras descripciones del cuadro fue realizada por Itard en 1825. Sesenta años después fue descrito por Gilles de la Tourette.
El trastorno se caracteriza por múltiples tics motores y/o vocales. Las manifestaciones son muy variables y cambiantes. Suele aparecer la famosa coprolalia (uso de palabras obscenas), exhibicionismo, conducta autodestructiva, actividad sexual inadecuada, conducta antisocial y un comportamiento obsesivo. Asociados al trastorno suelen ocurrir comportamientos de tipo hiperactivo e impulsivo, dificultades de aprendizaje, agresividad, ansiedad, excesiva autoobservación y humor depresivo.
Desde modelos psicoanalíticos se entiende como la manifestación observable de un conflicto entre la gratificación de impulsos instintivos y la defensa contra los mismos, y desde modelos conductuales se habla de respuestas condicionadas de evitación que se mantienen mediante reforzadores contingentes
Uno de los modelos más en boga actualmente es de Azrin y Jun, que consideran que los tics son reacciones antes un trauma físico o emocional. El trauma pasa a ser inconsciente y se convierte en un hábito automático que escapa a la conciencia, lo que facilita su mantenimiento.
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