lunes, 26 de mayo de 2014

Gato encerrado

La ambivalencia, una de las características más denigradas por el sentido común, es en realidad una parte inevitable de nuestra forma de relacionarnos con nosotros mismos, con nuestros actos y con el mundo. Pretender suprimirla es como meter un gato en un saco: morderá, arañará y una vez libre no habrá quien lo maneje.



Pero también podemos optar por domesticarlo y hacernos sus amigos...

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