"Estoy un poco preocupada. El otro día en el hospital me pasaron un test de personalidad largísimo y al terminar, y tras analizar las respuestas, me dijeron que yo era una persona introvertida, un poco neurótica, amable (faltaba más, después de estar una hora y pico contestando sin rechistar…), cerrada a nuevas experiencias y poco responsable. Recuerdo algunas preguntas del tipo “¿usted es emocionalmente estable?” o “¿tiende a ser callado?” o “¿se preocupa habitualmente?”… y no sé, lo primero que venía a mi cabeza siempre era “pues depende”. Ahora pienso sobre los adjetivos con los que me han definido y digo, pues será verdad, seré todo eso que dicen."
No estoy de acuerdo con eso..., y creo que tú misma tampoco. Eso que la gente llama personalidad alude a una constelación de imágenes y conceptos que una persona retiene profunda y tenazmente en la mente como representativos de sí misma. Aunque un individuo sea en realidad más semejante a un río que fluye continuamente, nos gusta concebirnos como entidades inmutables. Tendemos a creer que solo tenemos un yo, pero en la práctica poseemos muchos y muy diferentes conceptos e imágenes de nosotros mismos como disponemos de contextos sociales con los que identificarnos. E incluso dentro de un solo contexto no siempre somos consecuentes. Puede ser muy perturbador pensar y obtener pruebas de nuestra propia inconsecuencia pero también es un buen punto de partida para cambiar muchas conductas anquilosadas. No le hagas ni caso a lo que te han dicho. Lo que más me preocupa de utilizar esos test de personalidad es la necesidad que parece haber en la sociedad actual de definir a la gente de forma que sepamos cómo van a actuar en cada momento. El objetivo no debería ser que una persona establezca un yo sólido y previsible. La meta es que ese individuo se torne fluido, flexible, espontáneo… Debemos cambiar el estatismo y la inmovilidad por el proceso y el cambio.
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