jueves, 13 de febrero de 2014

Amor de mercado (¿Amor de San Valentín?)

Te preguntas si vale la pena quererte, si hay algo malo en ti, si puedes hacer alguna cosa para ser más atractivo y más adorable… Mucho me temo que vas por el camino equivocado. Si nos fijamos bien nos damos cuenta que la mayoría de las relaciones se basan en el ansia de ser amado. No de dar amor sin esperar nada a cambio, sino de ser amados, es decir, de tener el propio ego y el sentimiento de vanidad bien afirmados. Se trata de una búsqueda de aprobación y ratificación a los ojos de los demás, y no importa cuánta recibamos, normalmente nunca nos parece suficiente. Cuanto más recibimos, más aumenta el ansia.



Muchas de las experiencias de demanda, dependencia, posesión, insuficiencia o control pasan por ser amor. Los anhelos de otra persona y las intensas sensaciones que puede generar conforman la base de muchas relaciones. No es difícil ver que esas sensaciones no están basadas en el amor, y que los individuos que caen en esas telarañas inician luchas de poder, control o afirmación constante cuando el amor se convierte en odio y luego en rechazo. Ese amor es falso, es una trampa. Incluso cuando creemos que lo hemos conseguido, el corazón hambriento no se da por satisfecho. Muchas veces no somos conscientes de que estamos convirtiendo a las personas en objetos a los que usamos para colmar nuestras necesidades personales. La palabra crucial suele ser el “si” condicional. Si consigo lo que quiero entonces yo también doy. Si tú me acaricias el ego yo acaricio el tuyo… Eso no es dar de verdad, eso es traficar o canjear, como en un mercado. La relación se convierte en un activo, en un artículo. Lamentablemente estamos siendo bombardeados día y noche desde todos los frentes con mensajes que pretenden inculcarnos esta idea. No hace falta más que echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta que en muchos casos ya lo han conseguido. Nuestra sociedad de deshechos incluye a los seres humanos, incluso a aquellos a los que decimos que hemos amado muchísimo.



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