Desde un punto de vista científico la primera referencia importante la podemos situar en Hipócrates en el siglo IV a.C. Para él los estados de abatimiento, tristeza e inhibición se debían registrar bajo la etiqueta de “melancolía”. La etimología griega de esta palabra (bilis negra) refleja la teoría hipocrática sobre los trastornos mentales de que existía un desequilibrio en los que él llamaba “los humores” del cuerpo.
A principios del siglo XIX Pinel identificó cuatro formas de patologías mentales: la manía, la melancolía, la demencia y la idiocia. Sería Baillarger en 1854 quien se referiría por primera vez a la locura de forma dual (folie a double forme) para describir los episodios de melancolía y manía.
También en el XIX, el llamado padre de la psiquiatría moderna, Emil Kraepelin, diferenciaría en su famoso Tratado de Psiquiatría de 1899, dos grupos de trastornos mentales; por una lado la demencia precoz (que nada tiene que ver con el concepto que tenemos hoy de demencia), denominada esquizofrenia posteriormente por Bleuler, y por otro, la psicosis maníaco-depresiva.
Ya a mediados del siglo XX, el psiquiatra alemán Karl Leonhard, propone separar los trastornos afectivos en bipolares y monopolares en función de si los pacientes habían tenido ambos episodios (depresión y manía) o solamente uno. El propio DSM en nuestros días recoge esta distinción.
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