miércoles, 23 de julio de 2014

En la cuerda floja

Decía Lichtenberg que la mejor prueba de una teoría es su aplicación. Lo mismo puede aplicarse a las valoraciones que hacemos de los demás. Primero hagamos lo posible para demostrarlas, y hasta entonces, tendremos que suspender nuestro juicio más allá de nuestros prejuicios, de nuestro odio, de nuestro amor y de nuestros deseos. No debemos olvidar que éstos son la fuente de los autoengaños más dolorosos.




Como decía Oscar Wilde: “Para poner a prueba la realidad, hemos de verla en la cuerda floja”.

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