miércoles, 26 de abril de 2017

Artículo en El Correo Gallego

Esta semana me han publicado este artículo en El Correo Gallego: http://www.elcorreogallego.es/opinion/firmas/ecg/horror-troya/idEdicion-2017-04-26/idNoticia-1052391/

EL HORROR DE TROYA

Es habitual que una parte considerable de los pacientes que vienen a terapia refieran sentirse presos de una serie de recuerdos y experiencias pasadas desagradables que, a su vez, les llevan a elaborar opiniones y creencias negativas y devaluadas de ellos mismos. Su deseo, y así se suele verbalizar, es que el psicólogo les quite “de una vez” ese sufrimiento y así puedan “volver a vivir”. Para el paciente ese es el objetivo primordial. Sin embargo, la solución que a veces puede proponer el terapeuta no es la que espera el cliente cuando se les dice que en vez de “quitar” esas experiencias vamos a intentar que sean aceptadas o “vistas” de otra manera para que así, por lo menos, puedan convivir con ellas... Es normal que esta postura terapéutica suponga de primeras bastante escepticismo. Cuando una herida psíquica está abierta, la negación es una tentación. Para “seguir viviendo”, en ocasiones puede ser preciso inicialmente enfocarse más en tareas distractoras que nos permitan no pensar demasiado en la herida, y no tanto en los hechos que aún provocan reacciones demasiado intensas y desestabilizadoras. Después, y poco a poco, la emoción provocada por el golpe tiende a apagarse para no dejar en la memoria más que la representación de ese golpe. Ahora bien, esta representación que se construye dependerá de la manera en que el herido consiga “historizar” el hecho. A veces el contexto lo convierte en una herida vergonzosa, y en otras en un acto heroico. Los relatos metamorfosean los sentimientos. 




El paciente, a fuerza de tratar de comprender, de tratar de encontrar las palabras para construir imágenes que evoquen lo sucedido, puede modificar la representación del suceso y vivir de otra manera con su mochila vital. Un compañero, no hace mucho, y hablando sobre este tema, me dijo: “Andrés, ¿quién se acuerda del sufrimiento de la gente durante la guerra de Troya? Nadie.” La estratagema del colosal caballo de madera adquirió un valor de fábula que hizo desaparecer de algún modo la hambruna, las matanzas, la destrucción... El horror se extinguió, y ha quedado una especie de mito. Este enfoque puede resultar perverso e injusto en otros ámbitos, pero en el terreno de la psicoterapia nos ayuda mucho. La perspectiva del tiempo permite abandonar el mundo de las percepciones inmediatas para elaborar otras representaciones más duraderas. Es así como podremos permitir la expresión de la tragedia desde otras perspectivas, adquiriendo, entonces, un efecto mucho más constructivo e incluso protector para la persona.

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