Los conflictos entre las parejas tienen mucho que ver con la manera en que cada uno ordena u organiza la secuencia de hechos. La falta de acuerdo provoca discusiones y problemas que se ponen también de manifiesto en la terapia, y que suelen estar generadas por dos supuestos erróneos: asumir que el otro cuenta con la misma información que uno tiene, debiendo sacar las mismas conclusiones, y suponer que sólo hay una realidad posible. Los casos más frecuentes suelen estar centrados en intentar decidir cuál es la causa y cuál el efecto, cuando en realidad no son aplicables estos conceptos debido a la circularidad de la interacción.
Es habitual el comentario de uno de los dos: "yo no puedo tener culpa porque yo no dije nada". Y ahí es cuando deben entender que es imposible no comunicar. Toda comunicación tiene un valor potencial de mensaje, y obviamente el silencio comunica. No puede haber una situación de no comunicación. Sin embargo, sí pueden existir situaciones en las que se intenta evitar el compromiso inherente a toda comunicación y que dan lugar a un amplio rango de técnicas de descalificación, que no son más que formas de comunicarse de modo que el propio mensaje o el del otro quede invalidado, y se puede conseguir de diferente formas, como perderse en cuestiones tangenciales, no acabar las frases, generar malentendidos... El reconocido terapeuta sistémico Paul Watzlawick señalaba la similitud entre estas conductas incoherentes y la sintomatología psicopatológica.
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