La noción de enfermedad, lejos de evitar el estigma, es, en realidad, estigmatizante. Se ha comprobado que las personas con supuestas enfermedades mentales son tratadas con distancia y consideradas como imprevisibles y poco fiables, incluso por los propios familiares y el personal sanitario.
Asimismo, a los pacientes a los que se les da a entender que el trastorno tiene causas biológicas, consideran que el tratamiento requerido llevará más tiempo, son más pesimistas acerca de la mejoría y adoptan un papel más pasivo ante los terapeutas y su propio problema...
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