miércoles, 23 de octubre de 2013

Un padre y su hijo

Un tipo llama a su médico y le dice:
- Hola Pablo, soy yo, Andrés.
- ¿Qué tal Andrés? ¿Qué me cuentas?
- Pues nada bueno, te llamo preocupado por mi hijo Bruno.
- Pero, ¿qué pasa?
- Se está quedando sordo
- ¿Cómo que se está quedando sordo?
- Sí, necesito que lo atiendas.
- Vale, no hay problema pero, ¿cómo te has dado cuenta de que no oye?
- Porque le llamo y no contesta.
- Mira, puede ser una tontería como un tapón en el oído o incluso alguna manía o rabieta del chico.
- No, qué va. Es sordera...
- A ver, vamos a detectar el nivel de sordera que dices que tiene. ¿Dónde estás ahora?
- En el salón
- ¿Y él?
- En su habitación
- Bueno, llámalo desde ahí.
- BRUUUUNOOOOOO... No me oye.
- Bueno, acércate al pasillo y llámalo.
- BRUUUNOOOO... Nada, no hay manera.
- Espera, no te desesperes. Coge el teléfono inalámbrico y vete hasta la puerta de su habitación.
- BRUUNOOO, BRUUUNOOOO, BRUUUNOOOOOOOO... Nada, no hay nada que hacer. Se lo dije. He abierto la puerta y sigue mirando el ordenador como si nada.
- Acércate más.
Andrés se acerca a Bruno, le pone una mano en el hombro y le grita al oído:
- BRUUUUNOOOOOOO
Bruno, furioso, se da la vuelta y le dice:
- ¿Qué quieres? ¿QUÉ QUIEREEES? ¿QUÉ QUIEREEEEEES? Me has llamado como diez veces y diez veces te he contestado ¿QUÉ QUIERES?... Cada día estás más sordo papá, no sé por qué no vas al médico de una vez.

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