viernes, 24 de febrero de 2017

¿Bebo para olvidar?

En el trabajo los investigadores de la Johns Hopkins describen que el alcohol “altera la función de receptores neuronales AMPA, que son receptores para un neurotransmisor llamado glutamato y que tiene un papel crucial en la formación de la memoria”.

“Este neurotransmisor de glutamato se extiende por todo el cerebro y en particular está presente en áreas nerviosas que controlan las respuestas emocionales como la amígdala, el hipocampo o la corteza prefrontal, donde el glutamato controla la memoria”

Al impedir la extinción de memorias negativas, el alcohol permite que persistan miedos, situaciones estresantes en el recuerdo”. “Y esto se traduce en interferencias a la hora de afrontar situaciones de la vida cotidiana”, lo que traslada el problema a otras esferas del comportamiento diario.



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