Psicológicamente hablando, queremos siempre situaciones que nos resulten cómodas y seguras. Queremos saber qué esperar del otro y no tener que sufrir el dolor de la alternancia y el cambio. Pero, ¿qué es realmente estable? En el mundo fenoménico no hay otra cosa que cambios, pero, igualmente, le pedimos estabilidad. Cuando un terapeuta está de acuerdo en que un cliente debe hallar o crear una relación “estable”, el terapeuta se convierte en parte del problema. Es una locura anhelar algo que es totalmente contrario a la naturaleza de la propia vida. Hay un dicho zen que me gusta mucho y que dice: “ser el propio cambio conlleva paz”. Puede parecer complicado pero para mí significa simplemente no esperar controlar la vida, sino saber que cada instante será nuevo. No es muy difícil darse cuenta de que nuestro cuerpo cambia, nuestros pensamientos cambian y de que el invierno se transforma en primavera. Al convertirnos en el propio cambio logramos la habilidad de aceptar y lidiar de manera más saludable con todo lo que nos ocurre. La mayoría de nosotros nos pasamos media vida luchando contra el hecho de la impermanencia. Cuando la lucha se torna extrema, lleva al estrangulamiento, la obsesión, la adicción, a aferrarse inútilmente...
lunes, 2 de junio de 2014
Estabilidad...
Siempre repetía lo mismo: “ayúdeme por favor, lo único que quiero es una relación estable, se lo aseguro, con eso sería feliz”. Al principio el psicólogo que lo atendía no sabía muy bien qué contestarle. Fue hace bastantes años y yo aún estaba en prácticas. Me parece que le dijo algo así: “no te preocupes, en el momento en que consiga hacerme con una, te llamo y te la doy”. El paciente no se lo tomó muy bien y se largó dando un portazo...
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