Rogers y su terapia centrada en el cliente

La terapia centrada en el cliente fue desarrollada por Carl Rogers a partir de la década de 1940. Es probablemente la primera terapia y desde luego la que de una forma más sistemática utiliza la noción de cliente en vez de paciente, enfatizándolo como agente autosanador activo. Es una terapia que también se podría denominar “centrada en la relación”, porque es precisamente en la relación terapéutica donde estaría la condición del cambio. Para que la relación sea terapéutica, según Rogers, el terapeuta tendría que participar con autenticidad personal, comprensión empática y aceptación incondicional. Bajo estas condiciones la persona entraría en proceso de cambio, desarrollando autocongruencia, autoaceptación y autocrecimiento, y disminuyendo así su sintomatología ansioso-depresiva. Para Rogers no se trataba de analizar, interpretar ni corregir, sino de ofrecer una especie de reflexión en la que el terapeuta trataba de reflejar, como si fuera un espejo, lo que el cliente decía. Suponía que de esta forma el cliente podía reconocer sus sentimientos negativos e integrarlos de un modo más constructivo.