ECHANDO LAS REDES
Algunas empresas venden coches, otras venden cerveza, otras venden ordenadores... y otras venden pastillas... El objetivo es el mismo para todas: generar el máximo beneficio. Es obvio que la rentabilidad de cualquier empresa depende de incrementar el tamaño de su mercado y sus márgenes en cada venta. En este sentido las corporaciones farmacéuticas son máquinas cada vez más perfectas. Como reconoce Allen Frances, uno de los psiquiatras que participaron en la redacción del anterior DSM (Manual Diagnóstico de las Enfermedades Mentales), “aumentar la inflación diagnóstica era una de las claves del éxito del negocio”. Y esto requiere el máximo alcance demográfico, es decir, del niño más pequeño al adulto más viejo. Pero tampoco seamos ingenuos. La mercantilización de la enfermedad no puede ocurrir en el vacío. Requiere de la colaboración activa de muchos de nosotros: médicos que extiendan las recetas, psicólogos que asintamos para no parecer menos, pacientes que las soliciten, investigadores que corroboren supuestos nuevos trastornos, grupos de consumidores que reclamen más tratamientos, medios de comunicación que hagan correr la voz... Una buena campaña, bien financiada y sobre todo omnipresente, a favor de la “concienciación de una nueva enfermedad” puede ser un negocio muy rentable. Además, el terreno del trastorno mental es especialmente vulnerable a la manipulación porque suele carecer de pruebas biológicas y depende enormemente de juicios subjetivos.
La mayoría de las personas normales sufrimos, al menos ocasionalmente, síntomas leves y transitorios como tristeza, ansiedad, insomnio... que pueden ser fácilmente malinterpretados como trastornos mentales. El modelo de negocio dependerá de ampliar el conjunto de clientes convenciendo a los “probablemente sanos” de que están, como mínimo, “levemente enfermos”. Echar la red más grande siempre será bueno para los accionistas de la empresa. Al fin y al cabo, la principal fidelidad de cualquier corporación, aunque a veces lo olvidemos, es la que tiene con quien pone el dinero.
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