viernes, 24 de enero de 2020

West End: literatura y enfermedad mental

Para él, en la pérdida de la lucidez de Nicomedes Miranda tuvo mucho que ver también el haloperidol, el medicamento antidelirante que hizo desaparecer sus “manifestaciones psicóticas más aparatosas”. Y también su capacidad para hablar, para tragar saliva, para expresarse. Ese estado ausente anuló la relación con sus hijos y normalizó en sus nietos el hecho de que, sencillamente, el abuelo no se comunicaba con ellos de ninguna manera porque tampoco le habían conocido antes de que se le suministrara el medicamento. “En mi familia todo el mundo callaba con respecto a la locura y eso era un tabú doloroso”, recuerda.

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