lunes, 11 de marzo de 2019

Artículo

Artículo para El Correo Gallego:
https://www.elcorreogallego.es/tendencias/ecg/suenos-ratas/idEdicion-2019-03-03/idNoticia-1169163

LOS SUEÑOS DE LAS RATAS

Leía el otro día que una “prestigiosa” revista científica (uno ya sospecha de un determinado uso mercantilista e ideológico de la ciencia cuando se manejan estos términos) corrobora que “la amígdala del cerebro se paraliza” por medio de los movimientos oculares que se realizan en la técnica conocida como EMDR. Me parecía curioso que en el párrafo siguiente se afirmara que, por sí mismos, esos movimientos oculares no tienen mayor efecto ni relevancia. Se intentaba explicar, partiendo de una orientación conductista, que los movimientos oculares (que son los que diferencian a la técnica) actúan como distracción para el paciente, de modo que pueda así enfrentarse a aquello que le produce miedo, permitiendo su extinción por exposición. Sorprendentemente (o no), el reportaje que mencionaba todo esto, no tenía el propósito de explicar o informar sobre la técnica EMDR, sino que cambiando de tercio de un modo un tanto abrupto y extraño, pasaba a resaltar que “La Ciencia”, entre otros avances, también había conseguido que las ratas dejaran de soñar por medio de mutaciones genéticas, y esto tendría aplicaciones terapéuticas muy valiosas para los seres humanos. Y fue entonces cuando me quedé un rato pensando en los sueños de la ratas. Me imaginé a una de ellas aquí en mi consulta, narrándome con una voz terrorífica algún extraño sueño de su vida en las alcantarillas. Decidí ir en busca de un ejemplar; no es demasiado difícil encontrarlas, y cuando avisté una grande y con ojos saltones, le quise preguntar por ello. Salió corriendo. Al cabo de un rato apareció otra. Le hablé con suavidad, ejerciendo toda mi calidez en la proxemia y la paralingüística, pero nada, el resultado fue el mismo. 


Se me ocurrió entonces llamar por teléfono a mi amigo Pablo, antiguo compañero de facultad que ahora se dedica a la investigación, para ver si él sabía algo de esos sueños de las ratas. Me contestó que era la acetilcolina, un neurotransmisor que se sintetiza a partir de Colina y Acetil CoA, derivados del metabolismo de la glucosa a través de una enzima determinada, la responsable de esta peculiaridad de soñar o no soñar. Le dije que aunque todo eso era muy interesante, lo que yo quería saber era qué ocurría o qué pasaba en esos sueños, y entonces que le preguntara a la acetilcolina, a ver si le contaba algo al respecto, y de paso también a la amígdala, que sé bien que la observan y la analizan mucho, para que le revelara cómo son y en qué consisten esos miedos que al parecer se guarda... pero nada, tampoco quisieron hablar. Y hasta mi amigo me colgó el teléfono.

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