lunes, 25 de junio de 2018

El fin de semana pasado El Correo Gallego me publicaba un nuevo artículo:

LA LECHE

Seguramente nos ahorraríamos mucha frustración si aceptáramos que sólo se puede cambiar a través de la adición de nuevas relaciones y aprendizajes, y no a través del intento infructuoso y desesperante de borrar lo que alguna vez vivimos y aprendimos. Además, un factor que contribuye al fortalecimiento de las redes de memoria es que vivimos en un contexto que nos repite a menudo que para funcionar correctamente tenemos que usar la lógica y la coherencia. De este modo, sentirse en lo correcto y tener razón son potentes reforzadores para los seres humanos. Por ejemplo, es habitual que muchas personas vengan a consulta demandando que les “quite de la cabeza los malos recuerdos” para poder sentirse bien y continuar con su vida. En realidad resulta totalmente lógico y coherente, y por eso no es extraño que hayan perseverado y perseveran en ello (en quitarse los malos recuerdos) aunque la experiencia les esté demostrando que esa “lógica” no produce los efectos esperados, sino más bien, me atrevería a decir, que lo contrario.

Recuerdo a una persona que venía por mi consulta que creía firmemente a partir de su propia experiencia, que el consumo de leche y sus derivados le causaba malestar estomacal. Después de múltiples pruebas médicas y analíticas de todo tipo llegó a la conclusión de que, en su caso, el consumir lácteos no era la causa de sus dolores de estómago. Cabía pensar, con la dichosa lógica, que ahí se acabaría la cuestión. Sin embargo, a nivel psicológico esto no suele ser tan simple, pues incluso cuando esta persona verdaderamente dejó de creer que la leche le causaba su malestar, seguía evitando todos los productos relacionados. La relación establecida entre esos alimentos y su dolor persistía y el aprendizaje “no se borraba”.


Cuando le expliqué al paciente mi planteamiento y me pronuncié sobre mi incapacidad para borrar de su mente este aprendizaje, tal y como él me pedía, lógicamente y coherentemente se fue de la consulta con un acertado y sonoro “pues me cago en la leche”.

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