"Soy psicóloga y llevo dos años trabajando en la clínica que gestiona
Médicos Sin Fronteras (MSF) en el campo de Shatila, en Beirut. Al principio creía que la mayor parte de mi tiempo lo dedicaría a tratar los traumas psicológicos de los refugiados, pero pronto me di cuenta de que mi trabajo consistiría, más que nada, en ayudarles a superar los enormes desafíos diarios a los que tienen que enfrentarse aquí".
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